El Complejo Rural Atalaya de Cieza abre sus puertas como empresa de formación e inserción laboral para personas con discapacidad y enfermedad mental.
El trabajo dignifica, pero esta es una realidad de que la solo se dan cuenta las personas que se quedan en paro o que tienen dificultades para encontrar un empleo. Como Puri, para quien tener un contrato laboral significaría ‘‘volver a ser persona de nuevo, además de que me ayudaría a pagar las facturas y a ser independiente… En definitiva, un sueño». Su experiencia en distintas cooperativas agrícolas, fábricas y como vendedora de una tienda de golosinas apenas le sirve desde que fue diagnosticada de enfermedad mental y con una discapacidad de más del 40%.
Junto a sus 30 compañeros, Puri aprende un empleo en el recién inaugurado Complejo Rural Atalaya, ubicado a orillas del río en el municipio de Cieza. Lo que hasta ahora había sido un albergue mal cuidado y cerrado al público se ha convertido en el primer centro de empleabilidad e inserción laboral para personas con discapacidad de la Región. »Quiero dejar claro que esto no es un centro especial para enfermedad mental, ellos están aprendiendo a trabajar en una empresa ordinaria», remarca Melba Miñano, responsable de este complejo rural que forma parte de la Asociación Salud Mental Cieza y Comarca (Afemce).
Ocupar la mente en tareas
Los tres talleres ocupacionales que se imparten en el Complejo Rural Atalaya están destinados a formar perfiles para personal de limpieza, mantenimiento, cocina y jardinería. En este último participa Puri, que actualmente no recibe ningún tipo de prestación y vive sola. A sus 44 años, esta ciezana ha encontrado en el huerto ecológico del complejo rural una motivación que la ayuda a sentirse realizada. Su capacidad de adaptación y de superación ejemplares le iluminan la cara cuando reconoce que, de poder elegir, a ella le gustaría dedicarse »a la pintura o ser ‘public relations’, porque me encanta relacionarme con los demás», reconoce entre risas.
Parte del proceso de recuperación psicosocial de las personas con enfermedad mental consiste en »ocupar la mente en tareas»; por eso tener un trabajo es tan importante para ellos, explica la responsable del centro. »Además, todos nosotros hemos sufrido en algún momento un trastorno mental, nada nos asegura que estamos salvados de sufrir una enfermedad de este tipo», reflexiona Melba. A pesar del esfuerzo invertido por los trabajadores de Afemce para conseguir que este complejo se hiciera realidad, ella pregona que los verdaderos protagonistas son »los chavales, porque son ellos los que se lo curran cada día para conseguir un empleo».
Los chavales
Uno de esos chavales es José Luis. Trabajó en la construcción durante diez años. Ahora, con una discapacidad del 38%, a sus 50 años y con cuatro hijos, José Luis sueña con ser el chef del Complejo Rural Atalaya, y para ello participa en el taller de cocina que imparten los monitores de Afemce. »Mi plato estrella es el arroz», sonríe, »aunque de niño yo lo que quería era ser policía».
Antonio es otro de los rostros protagonistas de este complejo. Mide más de metro ochenta y en él todo es grande: sus manos, sus piernas, su rostro, el corazón. Él siempre fue lo que quiso ser: albañil. A causa de su enfermedad mental, Antonio llevaba veinte años sin desempeñar su trabajo, hasta ahora que Afemce ha abierto el Complejo Rural Atalaya. »Tener un empleo significaría para mí ganar autonomía, llevar dinero a casa», cuenta, »además es importante que tengamos un trabajo, porque necesitamos integración social».
»La realidad de estas personas es que pueden trabajar y es su derecho hacerlo. Por qué Antonio no puede volver a ser albañil, si puede trabajar». Una pizca de frustración invade la reflexión de Melba. En una entrevista de trabajo, tanto José Luis como Antonio destacarían que son responsables, comprometidos, trabajadores, madrugadores. Y lo más importante: »Somos personas como todos los demás».
Puri quiere cultivar la tierra, Antonio volver a ser albañil, José Luis deleitar el paladar de todo aquel que se hospede en el albergue. En el Complejo Rural Atalaya todos tienen sus sueños, hasta el equipo de trabajadores de Afemce: »Que ellos consigan un empleo y que el complejo despegue, que se llene de reservas», reconoce Josefa Ruiz, presidenta de Afemce.
El programa ‘Euroempleo’ como esperanza
“En la Región, cada año más de 200 pacientes con trastorno mental grave se incorporan al mercado laboral gracias a las distintas actuaciones emprendidas por el Gobierno regional”, indicó la consejera de Sanidad, Encarna Guillén, este jueves durante la inauguración del Complejo Rural Atalaya de Cieza.
Sin embargo, si en un futuro próximo este centro puede dar empleo a personas con discapacidad, Josefa tiene muy claro que será »gracias al Ayuntamiento de Cieza, porque nos dejó concursar en igualdad de condiciones con las demás empresas, a pesar de que somos una asociación. El hecho de que nos dejase concursar ya fue un logro, y pasar cada fase por nuestros méritos propios hasta conseguir la gestión… Es algo que no puedo expresar con palabras. Estamos muy agradecidos», reconoce emocionada.
En 2014, último año del que se conocen datos, había en España 506.700 personas activas con discapacidad, con una tasa de actividad del 38,0%, casi 40 puntos inferior a la de la población sin discapacidad (77,0%). El total de personas con discapacidad ocupadas en 2014 era de 343.300, mientras que el número de discapacitados en paro fue de 163.400. La tasa de paro superó en casi ocho puntos a la de la población sin discapacidad (32,2% frente a 24,4%).
Para paliar esas cifras se ha creado el proyecto ‘Euroempleo’, un programa financiado por el Fondo Social Europeo con cinco millones de euros y con 200.000 que ha sumado la Comunidad. Gracias a este programa, el Gobierno regional ha prometido la inserción en el mercado laboral de 560 personas con enfermedad mental o drogodependencia durante los próximos años en la Región.
»En cuanto se apruebe, haremos las primeras contrataciones en el Complejo Rural. Y desde aquí animo a todos los empresarios a que aprovechen este programa y contraten a una persona con enfermedad mental, porque no se van a arrepentir», asegura Melba.
Fuente Laverdad.es